lunes, 20 de mayo de 2013

Escrito (20/5/2013)


Democracia.

            La mierda se habrá secado a la altura de los contramuslos cuando su mujer lo encuentre colgado de la lámpara… una carísima lámpara que decidieron comprar como único capricho aquel año… bendita lámpara capaz de soportar su peso: así no se vió obligado a colocar la horca en el árbol donde trepan sus hijo… en el árbol del parque donde hasta hace cinco años reinaba el césped, los remos y la risa… en el árbol donde anidan las palomas pintando el suelo con sus cagadas blancas…

            La guitarra destruida odiadamente contra el piso del salón… astillada… con toda las notas que le quedan abortadas por el golpe seco, brusco del suicida… una obra de arte, pura artesanía, desmigajada a lo largo de la alfombra… del salón en el ángulo oscuro cubierta de polvo veíase la guitarra: cuando llegó el paro sus cuerdas podía poner arroz con verduras y huevo cinco o seis veces por semana para comer, una taza de leche, gofio y azúcar por cabeza para el desayuno y la cena… unos dedos prodigiosos, igualmente útiles para encofrar paredes que para despertar de la madera suspiros de jazz, blues o rock, que cortados por la avaricia de jefes sin liderazgo que recortan plantillas: ¿para qué pagar a dos si puedo pagarle al mimo uno y medio trabajándome el doble?Un instrumento inútil para clavar tachas o cavar zanjas cuyo precio máximo en locale que compran sus pentagramas por porcentajes de caja absurdamente ridículos y un par de copas para embotar el ánimo del artista cuando negocian el caché…

            Décadas de actividad, luchando por el gofio y el agua, pudriéndose los pulmones con el cemento, con el tabaco del almuerzo, desgarrándose el esófago con el agua congelada de los trabajos bajo el sol con tal de poner unos zapatos en los pies de sus hijos, un bote de “Prozac” en la mesilla de su esposa… su amante esposa… una novia fuerte, alegre, vital que tras dos partos casi continuos y una vacante más entre las cajeras –la barriga entorpece su trabajo… nuevas leyes, nuevas facilidades para el despido… más barata una indemnización que un sueldo “poco merecido” a ojos de encargados- se vira en una mujer triste, desesperada y con pupila opaca… primero el chocolate, luego las pizzas, la tele –bendita tele que requiere menos calorías que el simple mirar a una pared en blanco… chute de control y endorfinas directo al hipotálamo- y, por último, las pastillas… medicación oculta en los rincones más cercanos al techo que su  marido encuentra: no es culpa de ella… es culpa del demonio verde que habita en su conciencia, que la anula como ser humano, que por la noche la perfora con escenas de dos bocas babeadas, ruidosas, mocosas y sin comer: dos bocas que paridas pasaron a ser no solamente dos bocas que alimentar, sino dos mentes que educar, dos culos que limpiar, dos cuerpos que abrigar… dos bocas que la devoran y vomitan constantemente pidiendo amor, alimento, cultura… lo que les pertenece por derecho, la ley les arrebató y ella, saturada, rendida, suicidada, es incapaz de darle… una paga con la que el estado se limpia conciencias burocráticas no es  acercable al nivel de dos sueldos ganados con sudores de hiel.

            Se fueron las épocas de las sonrisas… se fueron las épocas de los juguetes nuevos en Reyes y cumpleaños… se fueron las épocas del fútbol en el estadio los domingos… llegan las épocas de la guerra sin disparos, del terrorismo estadual… llegan las épocas de señores y señoras con barriga y trajes pagados por el ahorcado que solucionan nuestras vidas en búnqueres de coñac, puros y butacas de congresos…

            Se lo pensó mucho… fue al parque y paseó, bajo el árbol de sus hijos, bajo el culo de las palomas pensando, viéndolas volar, soñando por un instante que es águila, dueño de su vida y su destino, sin cadenas hipotecarias ni deudas en papeles… soñando por un instante hasta que mira al suelo y ve mierda de paloma en sus zapatos viejos…

            Poca cultura –los señores de la barriga y el traje se la han cargado-, poca oportunidad –toda está en países teutones y es para gente joven, no para cuarentones con talento justito  par la guitarra y un grado medio-, poca esperanza y valor de seguir viviendo… una boca menos si el muriese y una paga más –viudedad- para alimentar a las que quedan…

            La lámpara… esa lámpara capricho de aquel año cuando reinaban las buenas vacas y el arroz solo era para la guarnición… esa lámpara donde se apretó el nudo… esa lámpara alumbrado la llegada de su esposa que esa mañana tras dos años cobró valor para ir a por el pan…

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