Namaste.
Llora por un camino de tierra y muerte cortando la
hemorragia con su palma izquierda, imaginando –fruto de la inocencia a punto de
perderse- que si aprieta con mucha fuerza su boca podrá recuperar los dientes
rotos que se quedaron hecho astillas bajo la ubre… una niña de 10 años que ya
conoce el sexo sucio, violento, legal… matrimonio concertado por unos padres
cuyas cartas en la mesa los obligaban a jugar la pareja de doses en un mundo de
ases alimentando a una niña que sería repudiada por su condición de “ella”, por
su vagina, por poseer útero que en países de agonía no es símbolo de vida
nueva, sino de boca devoradora que arrasa con el alimento familiar: ocho hijos
ya son demasiados para un arroz nacido del fango, el sudor y las moscas… la
novena, la benjamina, la pequeña princesa de tez marrón como la suciedad del
barro a orillas del río sagrado, no es más que un estorbo para la supervivencia
y como las nuevas leyes prohíben hacerla pedazos para arrojarla a algún
contenedor, mejor casarla con un anciano terrateniente que mantenga su
estómago, alivie el peso a la familia y disfrute de su producto nuevito, con la
flor por estrenar y unos labios vírgenes siempre sudando saliva lista para el
placer… así es esta niña, atrapada en su propio cuerpo como un travesti aún sin
operar, corriendo por un sendero de polvo con la barbilla ensangrentada por la
sangre bucal: su pecado, fue mamar directamente de la teta de una vaca… a
menudo el hambre es una ley mayor que las normas de libros divinos escritos por
humanos, incuestionados durante generaciones, siendo miles, millones de páginas
idénticas en el mundo diferenciadas solo por los tipos de barbarie: unos
feligreses se mutilan la carne de la espalda con hojillas, cuerdas y cadenas
persiguiendo a un ídolo de madera siguiendo los pasos de la cofradía, mientras
que en la otra punta del mundo dos mujeres mueren –aplastamiento, golpe de
calor, asfixia- por rezarle dando vueltas a un cubo de roca… roca igual que la
que hay tirada por cientos de barrancos, pero que cobra un valor fanático por
escribir a su alrededor mitos acerca de idiomas que se crean de la nada y carros
de fuego que suben hasta el cielo –se ve que ejemplificar con milagros de lenguas
de fuego ya estaba bajo el copy-right
de otra secta más antigua-. Doble moral de las religiones sostenida por
generaciones, siglos y milenios de sombras en llamas, de la razón sepultada por
fe ciega, del avance pudriéndose por culpa del tufo de costumbres demasiado
maceradas… millones de alma se purifican en el Ganges apartando de su lado con
un palo los cadáveres pobres, inflados y plagados de moscas libando en sus
ojos: pureza hindú en la superficie de las aguas, mientras que por el fondo
bucea la infección, la enfermedad, la podredumbre humana más esencial de
personas que cagan en la orilla y limpian su culo de mierda con las aguas
santificadas… por ello no sorprende que el origen de este río fuera sudor de
pies: parece que los dioses poseen un irónico, retorcido, sentido del humor…
Pureza
llena de mierda… resumen e historia en común de ideologías con templos de oro
en el centro de Roma, pecadizando la suveblación, apartando el incendio de las
sombras, alumbrando con antorchas a millones de almas que claman la necesidad
de un foco eléctrico… comer en banquetes con seis cubiertos a cada lado del
plato para recaudar fondos con los que enviar legumbres, harina y leche en
polvo a la India… quizás esa niña violada por su marido, por su dios, por su
tradición, reciba un bocado de las sobras occidentales y ya más nunca le partan
la boca los santones para enseñarle que la vida de una mujer vale menos que la
boñiga de una vaca.
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